Los restaurantes y establecimientos dedicados a la manipulación de alimentos, no pueden tomar a la ligera la limpieza y el cuidado de las áreas donde éstos van a ser almacenados o procesados.
Necesariamente, las empresas tienen que suministrar productos que sean aptos para el consumo humano y libres de toda sustancia nociva que pueda causar un daño a la salud. Por ello los dueños y responsables de este tipo de compañías, prestan especial atención a la calidad e idoneidad de los productos de limpieza que adquieren y también a la confianza y prestigio de su proveedor en esta materia.
Sin embargo, un aspecto directamente relacionado, pero que quizás no es tan tomado en cuenta a la hora de pensar en higiene y limpieza es uno de los más importantes: la propia calidad del agua que se utiliza como elemento indispensable en todos ellos.
Imposible sin agua
El agua es un elemento que está presente en todos y cada uno de los procesos que se pueden hacer dentro de una cocina, siendo utilizada tanto para cocinar (está presente en todo tipo de recetas, platos y postres desde sopas y cremas, hasta helados, pasando por todo alimento hervido o cocido), como para limpiar o para el cuidado de la higiene personal.
Aunque hay otros, el agua también es con diferencia el principal elemento utilizado para la limpieza en una cocina. Lavar los utensilios de cocina, ya sea a mano, aplicándola junto a un poco de detergente, o a máquina, sacándole partido al lavavajillas o desinfectantes a vapor.
El agua juega una parte fundamental dentro de cada cocina y de ella depende no solamente la calidad de la comida, sino también la salubridad de los comensales, por lo que es un tema de extrema relevancia.
Calidad del agua: cloro y cal
La calidad del agua tiene un alto grado de importancia. No ya solamente factores como filtrado y turbiedad, que son absolutamente inadmisibles en una cocina, sino otros admisibles como la presencia de mayor o menos cantidad de cal disuelta, lo que se conoce como dureza del agua, o del principal agente desinfectante, el cloro.
Si el agua tiene demasiado cloro y cal además de influir en el posible bienestar de los comensales, en el sabor de los alimentos, compromete la limpieza de la vajilla. Veamos por qué.
Mala presencia, mala percepción
Por un lado, la presencia de cal en el agua genera residuos, manchas y mal aspecto en la vajilla. Es especialmente visible en la cristalería, pero afecta por igual a vajilla y cubertería.
Incluso aclarando con agua completamente limpia el efecto es inevitable, y causa una pésima impresión en el cliente que afecta a la consideración de tu local.
Por otro lado, la presencia de demasiado cloro o de cal disuelta en el agua afecta a la calidad, y poder de limpieza de detergentes y limpiadores. La capacidad de emulsionar restos y de generar espuma se ve reducida. Nada peor que los platos conserven restos perceptibles de comida en un plato limpio, cosa que resultaría muy desagradable de cara al cliente.
Por si fuera poco, la cal tiene un efecto acumulativo en tuberías, conductos y bombas de los electrodomésticos, pudiendo afectar a la durabilidad del aparato o a la frecuencia de su mantenimiento.
¿Soluciones?
Actualmente, en el catálogo de PEMECE existen dos productos ideados para el análisis de la calidad del agua que llega a tu establecimiento y asegurarte de que todo esté en orden.
El Kit de análisis Cloro te permitirá saber la cantidad de cloro que tiene el agua, ya que el déficit o el exceso de esta sustancia también puede ser nocivo.
Por otro lado, con el kit de análisis de dureza del agua podrás conocer el nivel de dureza del agua de una muestra, con el fin de descartar que éste sea demasiado alto.